Seguimos escuchando cómo las organizaciones deben adaptarse para mantener su relevancia y rentabilidad en un mundo que cambia rápidamente. Pero ¿es una constante adaptación siempre la mejor idea? Antes de llevar la empresa a través de una iniciativa de cambio grande, debemos preguntarnos:
1- ¿Los clientes realmente quieren el cambio?
Los éxitos continuados de algunas empresas demuestran que los clientes al igual que valoran la innovación también valoran la consistencia, por lo que cualquier cambio deberá ser explicado a los clientes en un formato que les permita entender que beneficio va a representar para ellos.
2- ¿Las recompensas son mayores que los riesgos?
Rehacer o cambiar radicalmente sus ofertas tiene riesgos. Si decides revisar su cartera de productos o tu oferta de servicios debes estar preparado para las consecuencias. Una de las cosas que debes vigilar es que este cambio no represente un riesgo para tu cliente.
3- El cambio ¿te hará vulnerable?
El cambio de estrategias o alterar tus ofertas puede abrir la puerta a los competidores. Debe controlar en no saltar a algo nuevo sin una buena red de protección.
Cambiar por cambiar no sirve. No debes dejarte llevar por la moda de la innovación y la creatividad, debes dejarte llevar por las necesidades de tus clientes y las tuyas propias.
(HBR ideas)