Tomando como punto de partida el libro de Simon Sinek El Juego Infinito pienso que el Liderazgo encaja perfectamente en el Juego Infinito, lo he llamado el Liderazgo Infinito, no por que, como dice en el libro, el liderazgo sea algo que no termina nunca y está siempre abierto, sino por que el liderazgo depende de la persona que vas a liderar y las personas no nos mantenemos siempre iguales.
Para poder liderar bien, el líder debe estar siempre atento a los cambios que se producen en las personas de su equipo, cómo reaccionan a cambios del entorno, cómo les afecta una determinada relación o propuesta, e incluso, cómo “con que pie se han levantado hoy».
El líder debe adaptarse constantemente a los cambios que suceden en las personas de su equipo. Las variables a tener en cuenta como desencadenantes de estos cambios son muchas, tanto interna como externamente, por lo que al final se transforman en infinitas y, así, el Juego del Liderazgo nunca tiene final. Cómo dice Sinek, puede que se te termine para un equipo o una situación, pero empezará para otro grupo y otro contexto, y así sin parar. Incluso el día que no estés, el liderazgo continuará.
Observando los problemas que tienen muchos líderes con sus equipos, me he dado cuenta que la mayoría de las veces el problema está en que el líder quiere ejercer el liderazgo como un Juego Finito, basado en unas reglas estrictas, con inicio y final bien definidos, conociendo y controlando todos los jugadores y sin tener en cuenta los aspectos cambiantes constantes del Juego. Esto sucede cuando el líder se posiciona en un papel de experto, cuando quiere controlar la situación y no dejar flecos. En mi opinión el liderazgo no es un tema de expertos, es un tema de Aprendedores, de personas que están constantemente sumando conocimiento que va a revertir en su equipo tan pronto como lo necesiten, que iteran constantemente, que prueban y se adaptan en función de los resultados y siguen aprendiendo. En el Juego del Liderazgo aprendemos que las reglas sirven de poco y que nada es fijo. Por ello es tan importante observar y escuchar, para conocer que sucede a nuestro alrededor y mover las velas hacia los vientos más favorables en cada momento. A veces nos podemos dejar llevar por la intuición pero con la capacidad de cambiar el rumbo rápidamente cuando veamos que empezamos a perder velocidad.
Todo lo que aprendemos, en libros, cursos y a través de la propia experiencia, sobre el liderazgo debe servirnos para afrontar este Juego Infinito. Un juego con reglas cambiantes, sin equipos fijos y con objetivos parcialmente definidos. Es muy difícil, por no decir imposible, que un determinado estilo de liderazgo nos sirva en el mismo momento para todos los miembros del equipo. Cada persona es como es y “vive” y se toma cada situación de una determinada manera. Lo importante es la observación constante de las condiciones cambiantes, en como estos cambios afectan a las personas y en como las propias personas van cambiando, estos tres puntos es donde debemos focalizar nuestro esfuerzo como líderes.
Hay gente que dice que el liderazgo es la suma de todo (teorías, estilos, ideas, experiencia,…), pero mi punto de vista es que el liderazgo tiene que ver más con la mezcla de todo y la reacción química exponencial que se produce al mezclar estos elementos diferentes, y esto hace, que en función de las cantidades que pongamos de cada uno de los ingredientes de ese todo, los resultados sean infinitos y su potencial crecimiento exponencial
Si cada persona es un mundo, cada líder es un mundo y cada situación en relación a cada uno de ellos es un mundo, luego existen luego tantas versiones de mundos como personas y lideres hay, es decir infinitas.






No estamos acostumbrados a practicar de forma obligatoria el #YoMeQuedoEnCasa. En situaciones como la actual, si no la gestionamos correctamente, la sensación de inquietud, miedo y estrés se nos dispara y puede hacer que no nos encontremos bien, para ello nos puede ayudar potenciar nuestra resiliencia.
Lo que buscamos cuando hablamos de Experiencia Cliente, tanto Interno como Externo, es que más podemos hacer o que cosas podemos hacer diferentes con la finalidad de incrementar la Experiencia que el Cliente está viviendo, con la finalidad de conseguir su fidelidad.
Frecuentemente hablamos de la importancia de que en la empresa se “acepten los errores”, para así potenciar la Creatividad. Está claro que si “castigamos” el error el miedo se apodera de los trabajadores y la cultura de seguir haciendo las cosas como se hacen hasta ahora impera, en pro de no “equivocarse”. Una situación como esta paraliza la Innovación y el Progreso en el seno de la empresa, pero a la vez garantiza una falsa estabilidad laboral pero en el corto plazo, ya que si no mejoramos los clientes y accionistas apostarán por otra empresa. Por todo ello es importante crear una Cultura de Prototipos en la empresa, ¿qué significa esto?, facilitar que TODOS los empleados puedan testear diferentes ideas, en formato prototipo, en el momento en que se les ocurran, que estén documentados, que no vayan contra los intereses de la Empresa y sin la necesidad de la aprobación de los jefes.
Pensar en Grande es el buscar en que pasen aquellas cosas que no son rutina, es decir, que pasen cosas que aporten mayor valor en el día a día pero de las cuales no tenemos experiencia y que son nuevas para nosotros. Pensar en Grande es un Reto y provoca el Cambio.